lunes, 26 de octubre de 2009

Días de ausencia

Viajar. Que gran placer. Recorrer distintas latitudes o una simple escapada siempre merece la pena. Merece la pena dejarse llevar por la ilusión y sentirte libre, disfrutando del trayecto por corto o escueto que sea.
Lo curioso de viajar, es llegar de nuevo a casa, y ver que nada a cambiado. Que todo aquello que te rodea sigue siendo igual que cuando lo dejaste. Es en ese momento cuando te das cuenta del único que ha cambiado en ese tiempo eres tú.


Fotografía del antiguamente Ponte Canedo, tomada desde Reza. (Ourense)

Cuando el ocaso enamora

Era una tarde de domingo. Una de esas tardes en las que no hay demasiado que hacer sin escapar de la ciudand. El tiempo vuela y la tarde dura un telediario. El sol comienza a desaparecer en el horizonte. La puesta está servida. Su belleza me impide dejar de contemplarla aunque me encuentre en movimiento. Su belleza me pide detenerme y retratarla. Su belleza sólo interrupuda por la caída de la oscuridad de la noche.